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17 de julio de 2015

SOÑÉ

Soñé que me venías;  que me arrollabas pidiendo alivio a tu cansancio recayendo en mi cuerpo, domándolo tiernamente hasta hacerlo asumir una postura horizontal; que tu pecho se pegaba en mi espalda y tu, arrullada por la calma de mi respiración, dormías por horas con la tranquilidad de los justos.

Soñé sentirte despertar con tu boca inquieta desparramando suspiros en mi nuca, mordiscos en mi oreja, buenos días en mi alma; que tus dedos vivaces, exploradores, cartógrafos primerizos dibujaban en mis costados claves para seguirlas en próximas visitas y al final tu riendo porque descubriste que tengo cosquillas.

Soñé que me pedías no levantarnos, reclamar para nosotros el reino de las sábanas,  gobernarlo, destruirlo, mejorarlo, humedecerlo, ser dioses y llamar a tormentas e incendios para luego ser los gestores de un sosiego bellísimo.

Soñé que acicalabas mi cabello mientras envolvías mi cintura con tus piernas, ese par de carrizos tersos de canela leve; que con tu voz casi inexistente me pedías que exacerbe la quietud de aquel momento.

Soñé que me rodeabas; que tus ojos acercándose iban limitando mi visión periférica para convertirse en mi única visión; que sentía tu aliento cerca mientras tus manos invitaban a las mías a reconocer tu cintura; que me mordiste el labio para marcarlo y reclamarlo en propiedad por lo que restaba del día; que mutabas en anaconda ajustándome, con tu menudo ser entero, a tu pubis y senos y boca.

Soñé que me dejaste invadir la exótica selva de tu cabello, la marea oscura de tu capilar senda que escondía mi cabeza cuando mis labios atrevidos buscaban tu cuello acelerados; que cerraste los ojos cuando logre rozar con la punta de mi lengua el lugar más saliente de tus montes de chocolate que guardan tu corazón.

Soñé que en un momento te libraste y me soltaste de golpe toda tu extensión cuando pude cumplir aquellas trilladas advertencias de besar tu ombligo; que me dejaste reconocer con cualquier parte de mi cuerpo todas tus marcas, las que te dejo la vida y las de tus decisiones, y en ese momento resolviste no parar.

Soñé que me brindabas la tibieza de tu sexo y entre silentes desvaríos te aferrabas a mí mientras yo arremetía con la fuerza de mi deseo; que las horas del universo pasaban conforme a nuestra obsesión de continuar descifrándonos entre sudores, jadeos, besos hasta volar en una explosión de dichosa satisfacción.

Soñé los dos exhaustos, plenos, acostados  de nuevo como al principio, entregados ahora como al principio.

Soñé que despertaba y seguía sintiendo tu pecho en mi espalda;  y a ti llenándome de buenos días; y los dos convertidos en dioses de las sábanas; y con tu susurro me seguías pidiendo que rompa la quietud; y a tu aliento muy cerca para volverme loco; y con mis manos aún entre tu cabello; y yo besándote el ombligo; y nuestros sexos juntos; y los dos explotando; plenos y volviendo al inicio para volver a soñar.

BÁRBARO @barbarooc

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Definitivamente para personas con todo el criterio del mundo real, esto no es para cualquier donjuán ni para gente que no haya amado hasta ese nivel.
    Felicitaciones, TQM - MGBP

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  3. Muy romántico, hermoso soñar y mejor despertar y que tu sueño este junto a ti!!

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