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8 de agosto de 2012

INCALCULABLE


Esperaba atado a una indiscreción de mis ojos y escondido en mi respiración atrás de tu cuello; me agazapaba  pensando en existir tras tus cabellos; la única anomalía que sentía era una cruzada corazonada de que iba a llegar; que iba a abrazarte de una forma tan grotesca que reuniría las fuerzas de mis brazos y mis piernas; que calculé como dato insignificante que nuestra intención era abrirnos de mente y de cuerpo entre grama y lluvia, entre charcos y goce, entre partículas de polvo y piel, entre mi corazón entrando en ti y mi cuerpo desvaneciéndose en jadeos que hablaban en idiomas exquisitos; no calculé que tú podías llegarme primero.

Me detuve, aún cuando mis manos perseguían su intención de saciar su intriga causada por tu forma; me separaba del atrayente deseo que me demoraba cuando era hora de ordenar a mis labios que dejen de tocar los tuyos; me levanté intentando inventarte historias que desdibujen aquella cruel abstinencia aunque leía en tus quebrantos que también calculabas, que buscabas un respiro para dominarte.

Intentamos clavarnos las miradas sin astillarnos de fuego de nuevo los sentidos no obstante la fuerza se había desbocado y nos rendimos inútiles, mi ímpetu se declaró soberano y se lanzó sobre tu carne que devolvía esas ínfulas con cada célula, el calor fue tomando un protagonismo intenso e hizo que las ropas estorben, calculamos nuestros movimiento de forma tan imprecisa que los besos se regaron por cualquier centímetro del otro pero fueron errores aceptables, que se recibieron en gracia, que se disfrutaron y realzaron los ánimos.

Una lucha interna perdida en esa batalla comenzada; empecé a calcular el precio de esta guerra y no me importó; lo que anhelaba era entregarme a aquella voraz e inequívoca transparencia de flujos entre nuestros sexos; entre la familiaridad de tu guarida; ante tu aceptación encorvada, lenta, excitada de mis aflujos y mis muertes dentro de ti y tu acelerar reviviéndome y diciéndome al oído que el detenerse es suicidarse. Una tarde incalculable de un egoísmo por saciarnos que ninguno tenía en mente al otro.

No calcule que tú me llegarías primero, no calculaste que yo moriría primero, no calculamos cuanto de esto podría pasarnos por encima….

BÁRBARO @barbarooc